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Fuente: Revista del Campo de El Mercurio
Apostar por energías renovables, por tecnologías de punta y socializar lo verde a través de la web 2.0, son parte de sus sellos. Aunque no necesariamente ganan plata, tener un lado green les sube el estatus afuera. Pero la tendencia en Chile avanza lento. Para los expertos, falta que los grandes marquen la pauta y que se formule una estrategia país sobre esto.
El lado verde de las empresas

Un proyecto comercial que incluye a comunidades locales; una exportadora que sueña con instalar una planta fotovoltaica; una viña que compra bonos de carbono para tener cero emisiones; una forestal que apuesta por plantaciones de bosque nativo aunque haya años como el 2010 en que la rentabilidad no le alcance para exportar; y una faenadora de carne con la planta para el tratamiento de purines más moderna del mundo.

Estas son partes del lado verde de algunas empresas nacionales -Subsole, Forestal Río Cruces y Agrosuper, entre otras- que han visto posibilidades de ajustar sus procesos y, al mismo tiempo, aportar a nivel medioambiental. Y es que el agro es un sector que tiene mucho potencial cuando se trata de contribuir a la sustentabilidad.

Y la tendencia internacional, y en el país, es incorporar este tipo de iniciativas, aun cuando no exista obligación de hacerlo  ni generen retornos económicos. De hecho, la mayoría de este tipo de acciones obtienen pérdidas. Lo que las motiva, dicen en las empresas, es ser pioneras, anticiparse a la tendencia que viene, instalar en Chile cosas que han visto en otros países y de esa forma desmarcarse de la competencia. Efectivamente, ser verdes les da un valor agregado frente a los consumidores y países importadores que aprecian, y están dispuestos a pagar más, porque sus proveedores tengan un sello ambiental. Lo más importante es que muchas de las acciones que hoy se aplican por decisión propia de las compañías, en el mediano plazo podrían ser exigencias de los mercados.

Es lo que ocurre, por ejemplo, con el etiquetado de la huella de carbono que comenzaría a operar en Francia el año 2012; la ecoetiqueta que está evaluando la Comunidad Europea, y las crecientes exigencias de cadenas de retail, son parte de lo que podría comenzar a imponerse. Algunos supermercados en Inglaterra ya están solicitando certificaciones que aseguren que detrás del producto hay buen trato a los trabajadores, buenas prácticas en la producción y en el cuidado del medioambiente, como la Linking Environment and Farming, LEAF, casi desconocida a nivel nacional.

En Chile, aunque hay empresas que "la rompen" en el modelo verde, siguen siendo las menos.

"Hay crecientes exigencias, por eso algunas empresas han adoptado ese tipo de políticas para no quedar fuera de mercado. Pero aún hay quienes relativizan lo verde y en ese sentido están equivocados", explica Paul Griffiths, presidente de la Asociación de Empresas y Profesionales para el Medioambiente.

Hacia dónde apuntar

Es efectivo. Detrás de estos cambios hay inversiones, generalmente importantes, y modificaciones en distintos ámbitos de cada compañía.

Uno de los problemas es que muchas de las empresas ni siquiera consideran en qué ámbitos podrían introducir ese tipo de cambios. Pero las que lo han hecho muestran, a través de su experiencia hacia dónde debieran apuntar los esfuerzos.
Tecnologías que solucionan problemas

Otro sello de quienes han marcado la pauta, es invertir en tecnologías de punta. Eso permite dar solución a problemas que a veces parecen imposibles de resolver.

A las faenadoras de carne siempre se les hace la cruz por el mal olor que despiden en sus procesos. Para quitarse ese estigma y superar conflictos medioambientales pasados, empresas como Agrosuper han innovado en la materia. De hecho, en la comuna de La Estrella en la Región de O'Higgins, instalaron una planta para el tratamiento de purines de cerdo, que permite paliar varios problemas.

"La planta de lodos activados es la más moderna del mundo. El agua tratada se utiliza en riego y los sólidos van a canchas de compostaje, que luego son utilizados como fertilizantes en los campos", explica Carlos Andrés Vives, subgerente de asuntos corporativos de Agrosuper.
Y este tipo de inversión permite bajar ciertos costos e incluso utilizar en forma más eficiente recursos como el agua. En Subsole las inversiones en equipos de punta para sobrellevar una distribución más eficiente han permitido bajar en 20 por ciento los gastos asociados a riego en tan sólo dos temporadas.

Energías renovables sí o sí

Apostar por paneles solares, por biocombustibles o por energía eólica son necesidades para las empresas que aspiran a ser vistas como medioambientalmente responsables. La actual dependencia del sistema eléctrico interconectado y de energías fósiles como el carbón, van contra la corriente de lo que está marcando la pauta afuera, e incluso deja vulnerables las operaciones cuando se enfrentan situaciones como la actual sequía, que ya complica la disponibilidad energética de los próximos meses.

Empresas como la exportadora Subsole lo han entendido así y, junto con instalar colectores solares para uso sanitario en su planta de Isla de Maipo, proyectarlos a otras de sus procesadoras y desarrollar programas de capacitación para que los trabajadores se empapen con esa lógica, hoy se propone una apuesta mayor: dejar de depender del sistema eléctrico interconectado en Copiapó.

"Queremos instalar una planta fotovoltaica en la ciudad porque en esa zona del desierto de Atacama, es donde hay mayor radiación y potencial. Es una gran inversión, pero vale la pena apostar por lo verde", explica Andrea Araya, gerente de Operaciones de Subsole.
Entonces la recomendación número uno es apostar por energías renovables sí o sí.
Información y redes sociales

El uso de internet y de las redes sociales para fomentar el lado verde es otro de los sellos. Por ejemplo, en Agrosuper se nutren de lo que piensa la comunidad 2.0 a través de portales como "Por un Planeta Mejor" en Facebook, a partir del cual sondean la opinión pública, y la información que reciben la utilizan luego para optimizar procesos y la toma de decisiones.
Cero emisiones y cambio de insumos

Cambiar la forma de producir, embalar y hasta de etiquetar son parte de los puntos críticos que deben ser resueltos por las empresas que quieren tener una cara verde.

En las viñas De Martino y Las Niñas, ambas certificadas carbono cero, lo visualizaron hace un tiempo. Además de certificar haciéndose más eficientes y compensando emisiones, ambas apostaron por tener gran parte de su producción orgánica y aplicaron ese giro a la comercialización y al packaging.

Botellas eco glass, tintas con menos químicos, cartones e insumos ecológicos son parte de los cambios que les han dado la credencial de amigables con el medio ambiente.

"Muchas viñas se jactan de ser más sustentables, pero son mucho ruido y pocas nueces. Hay que tener una visión de beneficio para otras generaciones", sostiene Marco Antonio De Martino, gerente comercial de Viña De Martino.

Tareas pendientesSi bien se reconoce que hay avances, los expertos consideran que las acciones actuales no son suficientes ya que, en comparación al volumen del negocio, los aportes, especialmente de las grandes empresas de rubros como los forestales, siguen siendo marginales.

Para los especialistas falta mayor conciencia y que las empresas se crean el cuento.
"Es insuficiente el aporte hecho por las empresas y eso se nota en indicadores. Las 19 comunas forestales de Chile son las más pobres y con menor índice de desarrollo. Falta integrar más a las comunidades, capacitar y entender que hay una dinámica medioambiental tras lo comercial", sostiene Bernardo Reyes, director de Ética de los Bosques.

Otro de los puntos que se echan de menos es la apuesta del Gobierno por promover la tendencia en el mundo privado.
En varios países hay incentivos para quienes apuestan por esto. Subsidios por recambiar un sistema eléctrico tradicional por uno renovable, disminución de impuestos por invertir en lo verde y certificaciones al producto que grafican su apuesta medioambiental son parte de lo que podría hacerse en el país.

"Debiera haber beneficios tributarios asociados a las inversiones en esa línea. Como empresa, por ejemplo, queremos comprar transportes híbridos, pero falta oferta en el mercado e incentivos. Chile podría ser reconocido por llevar la vanguardia de iniciativas como esa lo que nos daría una solidez comercial distinta", sostiene Miguel Allamand, presidente de la Exportadora Subsole.Otras sugerencias:

  • Apostar por productos con mayor valor agregado.
  • Desarrollar proyectos inclusivos con las comunidades.
  • Empoderar los procesos de consulta y participación ciudadana.
  • Tener ojo con certificaciones como LEAF.
  • Aumentar las áreas de conservación.
  • Implementar programas de formación medioambiental en las empresas.
  • Resaltar los atributos de lo que se está haciendo.

Conservación y comunidades

Parques, fomento al bosque nativo, trabajo directo con las comunidades, son parte de las labores en las que se enfocan varias forestales. Y, aunque puedan significar avances, los expertos dicen que en muchos casos, sus contribuciones son marginales respecto del potencial que tienen por delante.

En ese contexto, son las empresas pequeñas las que han mostrado el lado verde con más fuerza. Un ejemplo es Forestal Río Cruces, creada por el conde alemán Albrecht Graf von Brandenstein-Zeppelin, que sostiene un proyecto vanguardista de conservación en nueve mil hectáreas pertenecientes a varios colonos alemanes.

"Nos hemos enfocado en plantaciones de bosque nativo como roble, raulí y ulmo. Aunque exigen mucho más que los monocultivos de pino y eucaliptos, creemos que vale la pena. Nuestros productos van a Suecia y Alemania.
Aunque los precios el año pasado no nos permitieron exportar, creemos en el negocio", indica Pamela Palma, jefa de operaciones de la empresa.

Otro proyecto interesante es el de Bosque Modelo. La iniciativa partió en Canadá y en Chile tiene varias experiencias, entre éstas una labor local en Chiloé que involucra a la Conaf, a privados y a las comunidades locales en el trabajo con productos de la madera.

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